El triunfo de la
voluntad fue la película nazi por excelencia. Su vigencia cinematográfica
revela el orden, la unidad y la ambición del fascismo || Raúl Cazal
El término “fascismo” es de uso cotidiano en nuestro vocabulario cuando nos referimos a un crimen planificado por motivos políticos, y la primera imagen que se nos viene a la mente es la de Adolfo Hitler. Una imagen de horror por el genocidio que perpetró y que desencadenó la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945. Desde su ascenso al poder en 1933, como canciller, una cineasta alemana se encargó de la imagen cinematográfica que aún prevalece, y es aquella en donde él muestra supuestamente unos dotes histriónicos como orador.