15.9.08
Rastros en los apuntes de Botero
Simón Trinidad. El hombre de hierro es un libro hecho a pulso de apuntes de un reportero que descubrió la “fascinación de perseguir rastros”, como gusta decir Botero en las páginas iniciales. Y por esa fascinación logra retratar a un hombre sin muchos artificios para que los ideales y convicciones de quien logró salvar su vida uniéndose a las Farc, una vez que se enteró que estaba en una lista para ser asesinado por ser militante de la Unión Patriótica, sea lo que perviva en el libro mientras en cada testimonio cuela la historia convulsionada de Colombia.
Este libro así como los dos anteriores, que podría reunirse como una trilogía o una saga, puesto que no creemos que sea el último, Botero nos documenta que en Colombia hay un conflicto social y una guerra, que existe un ejército guerrillero que vive en las condiciones que le permite la selva. Que tras ellos hay hombres y mujeres de carne y hueso, de sueños y esperanzas, pero sobre todo, que son tan colombianos como los que no viven esa realidad.
Con esta premisa nos entregó el primero, Espérame en el cielo, capitán (2005), que relata en cánon literario la crónica de un soldado que nunca quiso serlo, que fue obligado a ir al frente por el ejército colombiano y es detenido por las Farc después de un enfrentamiento. Pero en plena selva, y en las mismas condiciones en que se encuentra él, conoce a quien le profesaría amor eterno, su Capitán. Mientras que el segundo, Últimas noticias de la guerra (2006), escrito también como si fuera una novela, revela una primicia periodística: el nacimiento de Emmanuel, hijo de Clara Rojas con un guerrillero de las Farc en medio de un candelero.
Para Botero no basta con decir que Simón Trinidad es un hombre de hierro, tiene plena conciencia de reportero de demostrar aquello que en principio es una anunciación y para ello reune en las 355 páginas los testimonios recavados en entrevistas realizadas a los amigos de infancia y familiares, regresa a la selva para tener el relato de la bellísima Lucero (la compañera de Simón Trinidad) y Raúl Reyes, entre otros.
En cada capítulo se encuentra la figura de Simón Trinidad mientras se cruzan selvas, pueblos y ciudades de Colombia hasta la asistencia al tribunal donde es juzgado en Washington, Estados Unidos (EEUU). Allí, Botero rindió declaración como testigo de la fiscalía estadounidense, pero nunca olvidó su papel de periodista y eso le permitió, apunte tras apunte, como si pensara que eso podría ser un género, muy parecido a un diario, escribir un libro donde no muestra a buenos ni a malos, sino a las personas que juegan un papel en la vida, el que les dicta su conciencia.
Tomado de Le Monde diplomatique. Edición venezolana. Septiembre, 2008. Número 1.
11.9.08
La elección de Venezuela
Le Monde diplomatique. Edición venezolana
En Venezuela se viven, en principio, dos realidades. Una, que podríamos decir que es muchas al mismo tiempo, de un país que vive un proceso de transformación y de participación de la población para lograr un cambio, no sólo en las relaciones sociales, políticas y económicas, sino en una verdadera independencia y otra, la que difunden los medios de comunicación privados.
Si una de las premisas que tiene el periodismo es que en una guerra la primera víctima es la verdad, en épocas de elecciones podemos asegurar que sucede de igual modo. En Venezuela, volveremos a presenciar una guerra mediática en los próximos meses hasta que se lleve a cabo el 23 de noviembre los comicios de gobernadores y alcaldes. Hace apenas menos de un año se consultó la Reforma Constitucional presentada por el presidente de la República, Hugo Chávez, y ésta tuvo una aprobación de 49,29% del electorado, que viene a ser un apoyo contundente a la gestión y propuestas del Presidente si tomamos en cuenta que en vísperas a la elección el gobierno se tuvo que enfrentar a un descomunal desabastecimiento, acompañado de una campaña que desvirtuaba la propuesta presidencial en los medios por parte de la oposición política.
9.9.08
Historia del hombre que creía ser Salvador Allende
Un hombre nace un día y crece
imaginando ser
Salvador Allende
Camina por el mundo
y su presencia va iluminando
los ojos de los olvidados
Un día en un mitin en San Carlos
me dijo: “Dirija el Himno Nacional camarada”
Entonces con un vuelco en el corazón
sentí que realmente podía ser Salvador Allende
Y los obreros y campesinos que lo vitoreaban
alzando el puño lo pensaron también
El hombre imagina que se llama Salvador Allende
y por eso está aquí
Para lavar el rostro de los pobres
y enseñarnos lo que es
la dignidad y el honor
Yo sé que Jesucristo anduvo alguna vez
conversando con Salvador Allende
Aunque no eran muy amigos creo
Los hermanaba el amor humano
Y el presentimiento de la muerte
a manos de traidores
Empecé a creer que este hombre
que se imaginaba ser Salvador Allende
podía ser verdaderamente
Salvador Allende
Entonces
El 11 de Septiembre de 1973
Mientras los asesinos asaltaban La Moneda en llamas
y la sangre del Presidente corría por las escaleras
y salía a la calle y cubría todas las montañas de Chile
Supe que aquel hombre que nació
imaginando ser Salvador Allende
Era sin la menor duda
El Compañero Salvador Allende.
Waldo Bastías*
* Poeta chileno.