27.6.09

De las reivindicaciones colectivas de periodistas a la defensa de dueños de medios


La salida de la primera edición del Correo del Orinoco, el 27 de junio de 1818, es motivo de conmemoración del Día del Periodista en Venezuela y de un debate sobre el papel que ha cumplido este gremio en esta última década.

Eleazar Díaz Rangel es de los periodistas que siempre está vinculado a esta discusión sobre la ética del periodista. Fue el último presidente de la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP, 1966-78) y uno de los propulsores de la Ley del Ejercicio del Periodismo y creación del Colegio Nacional de Periodistas (CNP) a finales de los años 70 del siglo XX. Con estas cartas de presentación, que pudiera extenderse con los títulos que ha publicado, hace un poco de historia sobre el papel gremial de esta asociación.

Si bien sus siglas han quedado en el nombre del cafetín de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV), ésta institución que desapareció hace más de tres décadas hoy es recordada por el contraste de las funciones que cumple la actual CNP, al que Díaz Rangel llama “Colegio”.

“La imagen de la actividad en la AVP quedó muy presente frente a las del Colegio, pareciera que ésta no pudo heredar todo lo que era el prestigio de esas siglas, que le entrega 20 edificios o casas producto de sus luchas”, recuerda el autor de La prensa venezolana en el siglo XX.

5.6.09

Lágrimas por miedo

La violencia que se vive en América Latina muchas veces queda marginada del pensamiento porque solamente se retrata en cifras y gráficos como tratando de mostrar alguna evidencia y no es precisamente para sentirnos orgullosos de quién lleva un mejor promedio en cuanto a muertes por armas de fuego en un fin de semana. La violencia ni siquiera es un motivo de competencia, no podemos decir que Caracas es más violenta que Sao Paulo o Bogotá. Ni siquiera nos sirve de consuelo tener índices menores que otras ciudades porque lo que queda detrás de cada muerte, además del llanto, es el miedo. Y comprenderlo, es quizás algo que no alcanzamos a atisbar porque el miedo es algo tan cotidiano que nos hemos acostumbrado a vivir encerrados, pendientes de la tele o de la radio (medios destinados, según Martín-Barbero, a meternos más miedos), a comprar seguridad y a bloquear las calles para supuestamente tener mayor control y a excluir a los demás ciudadanos que no sean del vecindario o de la misma condición social.

Ciudadanías del miedo tiene el valor de ser un libro extraño puesto que nos entrega otra visión de la realidad de las ciudades latinoamericanas inmersas en violencia para decirnos además que vivimos con miedo y, algunas veces, hasta masoquistamente con humor.

Ciudadanías del miedo, Susana Rotker (editora)
Rutgers, Nueva Sociedad, 2000

4.6.09

Borrado del mapa

Umberto Eco nos recuerda constantemente que las ciudades de las que nos hablan los escritores en sus novelas generalmente son imaginarias. Las calles que nombran no cruzan con las calles que realmente deben cruzar, mas sin embargo el cruce, la esquina, existe en realidad.

En las novelas de Paul Auster los personajes se pasean por ciudades imaginarias (Manhattan, Brooklyn). Si queremos seguir las pistas de sus personajes según el mapa que nos dibuja, no sólo nos perderíamos, sino que no llegaríamos a ningún lugar. Allí lo que importa, más que la ilusión de recorrer una ciudad, es el azar del recorrido. Que a pesar de ser ciudades ordenadas, sistematizadas, con mapas en cada estación del metro, uno llega al lugar que desea por pura intuición. (Para uno, acostumbrado a tener como norte al Ávila, orientarse parece tarea sencilla, pero en una ciudad donde la montaña no es más que un acto de fe, sólo nos queda que el azar se cruce con nuestro destino para llegar a buen puerto). Es así como nos conduce Auster en su última novela, El libro de las ilusiones, con una azarosa premeditación hacia unos parajes –incluidos libros y películas mudas– en la búsqueda de un hombre que se ha borrado del mapa.

El libro de las ilusiones
, Paul Auster
Anagrama | Panorama de narrativas, 2003