21.12.05

Apareció Arlt

Todos estos días estuve rumiando porque sabía que me faltaban libros después que los retiré de las cajas y los coloqué en mi nueva biblioteca. Por un momento llegué a pensar que me habían robado unas cajas o que habían desaparecido. Esto último era más factible que lo primero.

En toda mudanza uno empieza a arrinconar las cajas en lugares oscuros, algunos en los armarios. En este último lugar los busqué y conseguí los libros de Roberto Arlt acompañado de su tocayo Juarroz, unos de Julio Cortázar que se habían apartado inexplicablemente del lote inicial, que apareció al principio, y otros de Ernesto Sabato, que aparecieron todos, menos Sobre héroes y tumbas porque era prestado y cometí la estupidez de devolverlo. Los de José Donoso que creía perdidos fueron saliendo uno a uno, menos El jardín de al lado, pero conseguí El obsceno pájaro de la noche y La misteriosa desaparición de la marquesita de Loria, una noveletta que siempre que la releo hace que eleve la libido. Su lectura da placer en todos los sentidos de la frase o de las palabras.

17.12.05

Biblioteca en orden

Después de unos cuantos meses de haberme mudado, por fin pude recuperar mis libros de las cajas. Desempolvarlos es algo que exaspera, especialmente a las manos, pero acomodarlos, ponerlos en el lugar adecuado, es un verdadero ejercicio literario.

Recuerdo que en mis inicios como lector logré tener una biblioteca mas o menos consistente: cuatro tablas de apenas metro y medio que logré atornillar en la pared de mi cuarto de habitación en forma paralela. Allí coloqué como mejor pude los libros que había leído y que estaba por leer.

Mis primeros lecturas fueron Bestiario, de Cortázar, La tregua y La muerte y otras sorpresas de Benedetti, El túnel de Sabato, pero debo advertir que primero leí La Dama y el Vagabundo de Walt Disney después de haber visto la película cuando tenía siete años, le siguió Platero y yo y a los 10 años me regalaron en mi cumpleaños Los cuatro aventureros de Enid Blyton, libro que siempre confundí con uno de Stevenson, La isla del tesoro, y siempre decía que lo había leído, cuando en realidad no era cierto. Lo que pasa es que la película de La isla... se parece mucho a la trama de los cuatro aventureros. Allí radica la confusión. Pero no importa, ya había leído La Edad de Oro de José Martí y eso salva desmemorias pasadas, presentes y futuras.

Con estos pocos libros comencé a montar mi biblioteca personal y con unos libros de mi padre que tomé prestados de la biblioteca de la sala sin su permiso. Llegó la poesía de Pablo Neruda a mis manos y después a los estantes, y le siguieron Así se templó el acero de Nicolai Ovstroski y la poesía de Vallejo. La madre nunca la compré ni la leí porque era un libro que mandaban a leer como castigo en la escuela donde estudiaba y eso me marcó profundamente. García Márquez entró con El coronel no tiene quién le escriba y le siguió Cien años de soledad con la E al revés. Los libros de mi padre poco a poco fueron retirados de mi biblioteca para ocupar su antiguo lugar en la de la sala.

Borges llegó tarde por razones meramente políticas. Todavía estaban frescas sus declaraciones a favor de las dictaduras militares. Después se reivindicó con el Nunca más que hizo con Ernesto Sabato donde denunciaba las atrocidades y desapariciones en Argentina. Aunque ya había comprado un libro que me atraía: El hacedor.

Ordenarlos era relativamente fácil. No había problemas en colocar a Cortázar al lado de Vargas Llosa y este al lado de García Márquez sin importar o desconocer que ellos ya se había caído a coñazos por discrepancias de faldas o de posiciones políticas.

Recuerdo que una vez me ausenté de la casa, estaba de vacaciones con unos amigos a la isla de Margarita y mi madre tenía, tiene y tendrá la manía de cambiar las cosas de lugar cuando asea la casa. En ausencia de mi hermano y yo, limpió el cuarto que compartíamos, cambió la disposición de las camas y demás artefactos. Lo único que no pudo cambiar de lugar fueron las tablas que hacían de biblioteca porque estaban atornilladas en la pared, pero quitándoles el polvo mezclado con el smog que genera vivir en los bloques de El Silencio, se le cayeron los libros. No sucedió ningún percance que lamentar, sólo que incorporó nuevamente los libros a las tablas por orden de tamaño.

No podía criticar a mi madre por el orden que había dispuesto para los libros. Estaba claro que la literatura le interesaba muy poco y era muy feliz. Mejor dicho, es feliz. Ahora es autora de un libro de panes que publicó Los libros de El Nacional.

Volver a ordenar los libros en aquella época me fue fácil, especialmente porque eran pocos. Hace unos meses me percaté que había perdido definitivamente que había extraviado un libro que leí con pasión y guardé con celo: Días y noches de amor y de guerra de Eduardo Galeano. La pasión era porque siempre iba a él porque allí estaban historias de amigos que nunca conocí, de sus luchas con sus anécdotas que mostraban el lado humano de personas que en algún momento me la habían endiosado y yo creí. Lo cierto es que el libro lo volví a conseguir, no era el mismo, no era la misma portada, ni la editorial, ni tiene la dedicatoria de Carlé (Carlos Gabriel Torres Solarte), que fue quien me la regaló apenas apareció en 1978. Él tenía 14 años y yo también.

Ahora que me he mudado, ya no recuerdo cuántas mudanzas he tenido en la vida, pero una buena parte de esa biblioteca aún permence conmigo, incluso Los cuatro aventureros. Y con los nuevos libros comencé a ordenarlos. A la izquierda y arriba coloqué los de Cortázar, incluyendo los tres tomos de las Cartas que me regaló Antonio hace un par de meses. Arriba y a la derecha Borges y Bioy Casares. Fue un acto instintivo, de equilibrar el peso, puede ser, y si quieren, puede ser también literario.

Salían de las cajas con cierto desorden literario porque en definitiva, todo no es literarura, ahora tengo libros de filosofía, diseño, tipografía, periodismo, libros que leo como si fueran novelas. El problema es que ahora tengo autores nuevos que no están a la altura de Cortazar ni de Borges y en eso aparecen los de Vargas Llosa y los coloco lejos de lo de Marx y de Ludovico Silva. Ahora están al lado de Cortázar por un asunto meramente literario y así empieza a ser todo más fácil. Se colocan al lado Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante, todo Ernesto Sabato y Saramago. Los de poesía los puse la parte más baja. No tengo ninguna explicación para ello y que me perdone Gonzalo Fragui, como tampoco la separación de la literatura venezolana. Están a mi izquierda, a la mano, aunque Israel Centeno hubiera preferido que lo pusiera a la derecha.

La disposición que tienen ahora no es la definitiva. Hay otros libros que están en mi oficina y pronto recuperarán su espacio en la biblioteca. Y ya se está quedando pequeña, más cuando Rubén Witzoski me acaba de confirmar que comprar toda la colección de Biblioteca Ayacucho, la negra, no llega a costar los dos millones de bolívares. Toda una ganga.

8.12.05

Ver el queso a la Revolución Bolivariana

Uno de los argumentos de la oposición sobre la abstención del chavismo es que no le han visto el queso a la tostada a la Revolución Bolivariana. Los seguidores aplauden tamaño argumento y a uno lo embarga la tristeza.

Creo que la revolución no está signado por el clientelismo sino por la participación, por la inclusión. Uno de los grande errores políticos que cometieron los partidos políticos durante décadas fue el populismo o clientelismo y es por ello que ahora están desahuciados.

Indudablemente hay que resolver problemas, muchos problemas que en lo social la deuda es gigantesca. Prefiero pensar que aquellos que no han recibido la ayuda que necesitan (el queso, digo), esten satisfechos porque otros la han conseguido y que seguro en algún momento también van a ser asistidos.

Si la Revolución cae, digo, es un decir, porque el queso no llega a todos a su mesa, entonces es mejor que se lo coman todo y acabemos (Vallejo, dixit).

2.12.05

Las alegrías vienen de la cultura y los dramas de la política

Guadalajara, 30 de Nov. (ABN).- La literatura peruana ha dado buenas noticias, afirmó Alfredo Bryce Echenique en un homenaje que se realizó a su obra literaria en la 19 Feria Internacional del Libro (FIL) Guadalajara 2005.

Las alegrías del Perú, según el autor de La vida exagerada de Martín Romaña, vienen de la cultura mientras que «los dramas vienen de la política».

«Nos alegramos cuando Alonso Cueto ganó el premio Herralde de Novela de la editorial Anagrama; por Jaime Baily porque ha quedado finalista en el premio Planeta de España; Mario Vargas Llosa estuvo nuevamente nominado para el premio Nobel de Literatura».

Lamentó que en su país natal no existiera una afirmación nacional y la comparó con México, donde además «se dió una gran Revolución».

«La riqueza cultural del Perú se da porque nosotros políticamente somos inmaduros».

En Perú como en el resto del continente, afirma Bryce, se han copiado de las estructuras políticas y las convenciones sociales de los países colonialistas, de sus modos de pensar y subrayó que la Constitución peruana es surrealista por destacar entre sus artículos que «la educación es gratuita y obligatoria en un país donde no hay escuelas, ni maestros».

Sin embargo, en Europa y el resto del mundo, a la «América Latina se le conoce por su literatura».

«Los escritores por primera vez hemos creado un discurso que ha fascinado y que ha contado a América Latina sin complejos de inferioridad. No hemos querido ser franceses a la hora de escribir, no hemos querido ser norteamericanos».

Para desgracia de América Latina, la cultura europocentrista se impuso y reconoció tardíamente el surgimiento de la literatura latinoamericana como universal.

«Los catedráticos franceses decían que Borges no era un escritor argentino sino europeo, sin saber que el europeísmo es tan argentino como La Pampa».

El autor de Un mundo para Julius recalcó que las obras de Jorge Onetti, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, por nombrar algunos, «son de una madurez impresionante».

1.12.05

Bryce Echenique escribe Las obras infames de Pancho Marambio

Guadalajara, 29 de Nov. (ABN).- La nueva novela de Alfredo Bryce Echenique ya tiene personaje y el título será «Las obras infames de Pancho Marambio», reveló el autor en la 19 Feria Internacional del Libro (FIL) Guadalajara 2005.

El novelista peruano confesó ser poco inteligente cuando escribe y es por eso que sólo le queda escribir con los nervios. Por eso, cuando tiene el título de una novela y su personaje se aboca a ella con la pasión, explicó mientras trataba de limpiar la sangre que se desprendía de su nariz.

«Lo de la sangre es una situación un poco extraña», dijo y lo atribuyó al agua que bebía porque nunca lo había hecho sobre un podium.

«Esto es un milagro, es la primera vez que sangro en público», ironizó.

Pedir permiso es una forma de elegancia, aunque los peruanos hablen con diminutivos constantemente, explicó Bryce Echenique al referirse a los títulos de sus antimemorias Permiso para vivir y Permiso para sentir.

«Las reglas de la elegancia siempre hay que conservarlas. El mundo se salva por las formas, por eso pido permiso para hablar de mí».

Alfredo Bryce Echenique recibió un homenaje en la FIL Guadalajara 2005 y se leyeron sendas ponencias sobre su obra. El catedrático César Ferreira disertó sobre el contenido social en las novelas del homenajeado, mientras que Juan Carlos González Vidal analizó semióticamente los epígrafes en Un mundo para Julius.

Las intervenciones de los catedráticos llenaron de bostezo el auditorio hasta que le tocó el turno al escritor peruano Fernando Ampuero, quien retrató a Bryce como «un showman de sus tristezas».

29.11.05

Herralde mima a sus autores para que no escuchen cantos de sirenas

Guadalajara, 29 de Nov. ABN (Raúl Cazal).- Es una agradable sorpresa para los editores cuando consiguen el éxito con algún autor. Al parecer, el libro que han pensado como best seller generalmente es un rotundo fracaso, por eso Jorge Herralde, director de la editorial catalana Anagrama, prefiere ejercitar la curiosidad permanente e ir afinando la puntería a través del método de ensayo y error.

Herralde asiste a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara cada año y esta vez es invitado como ponente al encuentro internacional “ Los editores independientes del mundo latino y la bibliodiversidad” donde destacó que hay que lograr que sus títulos tengan un lugar en las librerías y en las mentes de los lectores.

-¿Qué tiene que hacer un editor para que no se fugen sus autores?
-Ellos saben que el equipo de Anagrama los mima muchísimo, les consulta las ilustraciones de la portada, los textos de contratapa y luego, una vez que aparece el libro, hacemos una promoción muy fuerte.

Difícilmente otras editoriales vendan mucho más que nosotros, pero de cuando en cuando hay acenchanzas como los premios, que son otras formas de anticipo y que no tienen nada que ver con las ventas previsibles. Contra esto es imposible luchar.

De todas formas, con tantos años, se nos han ido muy pocos autores. Autores mínimamente importantes como Tom Wolfe, Michel Houellebecq y alguno que otro español. Más bien, estoy satisfecho de la gran fidelidad de los autores a pesar de estas puntuales exepciones que han sucumbido a los cantos de sirena de los grandes grupos editoriales.


EL CÁTALOGO

Las palabras mas recurrentes de un editor es “catálogo” y esta es pronunciada a cada momento por Jorge Herralde. Anagrama nació en 1969 y ha sido sensible al aire del tiempo y de las inquietudes de la época.

-En la primera década era una editorial preferentemente de política, de ensayo y de ciencias sociales. Existía la censura de Franco pero pudimos burlarla en varias ocasiones. También había literatura desde el inicio, pero mucho menos presente y luego, cuando se produjo el llamado desencanto político a finales de los setenta, la narrativa tomó el relevo y empezó la colección “Panoramas de narrativa” de literatura traducida y literatura hispánica. Entre ficción y no ficción, autores en lenguas extranjeras y españolas, hemos configurado un catálago de más 2.500 títulos.


LATINOAMÉRICA

-Pequeño y esporádico era el porcentaje de autores latinoamericanos aunque siempre estuvo presente desde los inicios de Anagrama. El primer secuestro y proceso grave que tuve que enfrentar durante el franquismo fue con un libro latinoamericano que se llamaba “Los Tupamaros”, de Jorge de Vera y Antonio Mercader, dos periodistas uruguayos.

Sin que me falle la memoria, en los primerísimos setenta publiqué “Historia personal del Boom”, de José Donoso, y “Tratado de La Habana”, de José Lezama Lima. El primer premio de novela Herralde, en 1983, lo obtuvo Álvaro Pombo y al año siguiente lo consiguió Sergio Pitol (al momento de conceder la entrevista, se desconocía que Pitol iba a ser merecedor del Premio Cervantes 2005), dos autores muy desconocidos y que ahora son unas de las primerísimas figuras en la literatura de hispana.

Lo que pasa es que había los descollos de la distribución que fueron bastantes complicados durante años con los problemas del derrumbe de moneda, las dictaduras militares y las censuras correspondientes, a exepción de Venezuela.

En los últimos cuatro años “haciendo de la necesidad virtud”, como dice el refrán español, espoleado por la caída de la moneda en Argentina cuando se derrumbó la falsa paridad peso-dolar, decidimos empezar a editar nuestros libros a través de nuestros distribuidores. Y en México, provocado por el aumento del Euro, decidimos hacerlo con los escritores mexicanos y empezamos cuasualmente con Juan Villoro, con “El testigo”, que obtuvo el premio de novela Herralde 2005. Pensaba que él iba a recibir el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos de este año, pero el jurado decidió por Isaac Rosa, autor que no he leído, pero me han comentado críticos que me merecen respeto que su libro “El vano ayer” tiene calidad literaria.

La gran generación de la narrativa española de los ochenta y el recambio no ha sido tan glorioso y, por otra parte, en las literaturas latinoamericanas, lo digo en plural porque son muy distintas, van apareciendo nuevas voces muy interesantes, de una gran calidad literaria y esto ha tenido reflejo en el catálogo.

En los dos últimos dos años el número de títulos de ficción de autores latinoamericanos y de españoles han estado a la par. Cada uno ha contado con 10 títulos publicados por año, aparte de los títulos de no ficción donde está Carlos Monsiváis y Ricardo Piglia en ficción y no ficción.


VENEZUELA

-¿Por qué dentro del fondo editorial de Anagrama no existe ningún autor venezolano?
-Tengo mucho tiempo que no paso por Venezuela. En realidad, existe más interés con otros países donde tenemos una relación más estrecha, por ejemplo, con México, Argentina y Chile. Debo destacar que no nos han llegado nada de allá y quizás tampoco lo hemos buscado.


BOLAÑO

-¿Un escritor debe publicar cada año como lo hacía Roberto Bolaño?
-Lo de Bolaño estaba más bien entre el fetichismo y la obsesión de ganar dinero para la manuntención de sus hijos. El tenía la estrategia de ir sacando novelitas cortas, libros de cuentos o rescataba libros anteriores como “Monsieur Pain” y “Amberes”, mientras iba escribiendo como un poseso esa novela fantástica que es “2666”. De es ta forma llegó a tener un libro al año.

El caso de Roberto Bolaño, aparte de ser una persona a la que me unía una estrecha amistad, es que era era de un talento literario fuera de lo común y en todos los registros. En el ámbito de los cuentos, “Llamadas telefónicas” y “Putas asesinas”, son inccreíbles. En el caso de las novelas breves, “Nocturno de Chile” y “Estrella distante”, son obras maestras. Y sus dos grandes novelas, en “formato mamut”, que son “Los detectives salvajes”, que como es sabido obtuvo el Premio Rómulo Gallegos y fue muy importante para su despegue internacional, y “2666” que es considerada unánimente por los críticos literarios como una de las novelas de los últimos tiempos.


HERRALDE

-Desde hace algún tiempo Herralde se ha convertido en escritor…
-En alguna oportunidad había dicho que un editor no puede ser escritor. Básicamente me refería a que no podía ser novelista, porque un editor tal como se concibe es de una tipología enferma, que está todo el día pensando en la editorial, mientras que el escritor ambicioso está todo el día pensando en sus personajes. Por lo que considero que son actividades radicalmente incompatibles.

Pero lo mío es distinto, todos los libros que he publicado, que ya forman cuatro, forman una especie de mosaico donde voy recogiendo escritos que he ido segregando con motivo de que me han pedido muchas veces revistas perfiles de escritores, luego intervenciones en universidades o en ferias de libros como la de Guadalajara o la de Francfort.

-¿A qué se debe la preferencia de publicar con otras casas editoriales?
-No soy fundamentalista en este sentido. Hay excelentes editores que se han publicado a sí mismo como son los casos de Mario Muchnik, Roberto Calasso, Esther Tusquets, tan solo por mencionarte algunos. Yo empecé así y lo único que buscaba era editoriales que tuvieran un catálago con cuyo autores yo me sintiera cómodo; que editaran de una forma pulcra y dignamente posible y que fueran independientes.

-¿Tiene algún título en ciernes?
-Ahora tengo como 600 páginas y como no hay ningún editor que me imponga prisa, está en la editorial en proceso de revisión y me he juramentado que para el primer trimestre de 2006 lo estaría publicando, pero esta vez con el sello de Anagrama.

-¿Tiene definido el título del libro?
- Estoy dudando. Tiene cuatro partes y una de ellas se llama “Pasión y oficio editorial”, que es el registro alto, y el otro, “Virutas editoriales”, que tiene una connotación más irónica y me divierte más.

-¿Por qué se considera una editorial independiente?
-La editorial es independiente, pero no de mi mismo. Aunque ser independiente en si mismo no es un valor. El valor es el catálogo. Lo que define a una editorial independiente es que puede marcarse una política propia, más coherente. Eso no sucede con los grandes grupos editoriales, cuyos directores van cambiando en la medida que no cumplen con sus objetivos.

Nosotros somos un surco que se va profundizando y ensachando y por tanto es más reconocible y más fácil tener complicidades con lectores, libreros y críticos. En ese sentido, creo que Anagrama es netamente independiente y eso se puede examinar revisando a fondo el catálogo, que es quién dice la verdad. Los editores podemos decir cualquier cosa.

Nuestro catálogo, con mayores o menores aciertos, revela un interés indudable por la calidad literaria. Hemos adquirido excelentes autores y en el ámbito del ensayo tenemos una inquietud por las temáticas que puedan interesar a los más inquietos lectores contemporáneos.

-¿Ha recibido alguna propuesta de algún grupo editorial para adquirir Anagrama?
-Sería una catátrofe para mi que con un fondo tan enorme como el que hemos conformado, no despierte el interés de alguno de los grandes grupos. En los ochenta, el viejo Fernando Lara, de Planeta, me hizo la propuesta, pero como saben cuál es mi postura, ha quedado tan sólo el ofrecimiento. Qué el día que me decida, ellos están interesado, me ha dicho. Y eso para mi es un halago.

Para Bolaño

-A propósito de la reciente publicación de su libro “Para Bolaño”, ¿no han sentido celos los autores de Anagrama por su predilección hacia el autor de “Los detectives salvajes”?
-Confío en que no, aunque el corazón humano es complicado. Quizá porque Bolaño está muerto, que es la macabra realidad. Si estuviera vivo no lo hubiera hecho porque no habría ningún pretexto para hacerlos.

Estos textos fueron provocados por su muerte como un homenaje a un gradísimo escritor reconocidos por todos. Empieza con mi oración laica cuando su entierro y le siguen mis participaciones en homenajes que se realizaron en Santiago de Chile y reflexiones sobre la obra póstuma “2666”.

“Para Bolaño” apareció en otoño de 2005 con las editoriales El Acantilado, de España; Adriana Hidalgo, de Argentina; Catalonia, de Chile; Sexto Piso, de México y Alfadil, de Venezuela.

28.11.05

Profesora de Harvard rescata Las memorias de Mamá Blanca

Guadalajara, 28 de Nov. (ABN).- La novela Las memorias de Mamá Blanca, de Teresa de la Parra, no es un cuento para niños como muchos deben pensar gracias a las lecturas que se imponen en la edad escolar en Venezuela.

La autora de Ficciones fundacionales. Las novelas nacionales de América Latina, Doris Sommer tiene como libro de cabecera Las memorias de Mamá Blanca. Es catedrática de Lenguas Romances y Literatura y directora del programa de estudios de postgrado en español en la Universidad de Harvard, EEUU, y presentó su libro en la 19 Feria Internacional del Libro Guadalajara 2005.

Sommer considera que es un error obligar la lectura de Las memorias de Mamá Blanca, de Teresa de la Parra, a niños que van a la escuela porque sus textos son ironías que juegan con los desechos de la literatura infantil.

Recuerda la catedrática de Harvard la escena trivial y cotidiana donde la protagonista de apenas cinco años de edad, Blanca Nieves, única hija que tiene el cabello negro y lacio, le exige a su madre que le narre historias mientras le riza el pelo frente al espejo. Pero hay un detalle que no hay que obviar, las historias son contadas a su antojo, recreando finales y cambiando personajes de cuentos como La bella y la bestia.

“Este pasaje es la escena de la creatividad latinoamericana. Uno toma materiales de cualquier lugar y los formula, reformula y cambia a su gusto. No es una imitación la literatura latinoamericana, sino un constante jugar con los desperdicios culturales del mundo”, reflexiona Sommer.

Las memorias de Mamá Blanca no se encuentra dentro del canon de las novelas fundacionales porque “es una novela que ironiza los temas minimizando el patriarcado, especialmente, con un sentido de humor muy fino”.

“Pobre papá, hacía el papel ingratísimo de Dios”, cita de memoria y se alegra por conseguir las palabras exactas.

“El padre de Blanca Nives daba órdenes y nadie le hacía caso. Ese tipo de ironía fina y aparentemente cotidiana se lee en esta novela”.

Las novelas fundacionales de mediados del siglos XIX y principio del XX, como María, de Jorge Isaacs, en Colombia , Amalia, de José Mármol, en Argentina, y Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, en Venezuela, se esmeraron en “fijar significados, roles, proyectos, porque necesitaban promover una sociedad moderna” y establecer los símbolos de una nación.

Sommer contrapone a Gallegos y a De la Parra para reafirmar que en las novelas fundacionales no existen la ironía y se preocupan esencialmente por hacer campaña en favor de la modernidad y del positivismo.

Mientras Gallegos en su novela dice “esto es mío y esto es tuyo; esto es masculino, esto es femenino; no se dice huá, se dice hay”, recuerda Sommer las lecciones de gramática a Marisela en Doña Bárbara, De la Parra “disfruta el desencuentro entre la palabra y el referente”.

“Mamá regaba nombres que no tenían nada que ver con sus hijos. A mí me tocaba Blanca Nieves, yo que era la más morena”, recita con avidez la catedrática e interpreta que De la Parra propone la libertad de no estar atrapados en un nombre.

“Una sola vez tuvo razón mamá, cuando llamó Aurora a la más joven y no sobrevivió a los siete años”, vuelve a recrear en voz alta el texto de Mamá Blanca.

Ficciones fundacionales fue presentado este domingo por Carlos Monsiváis en la FIL Guadalajara 2005. Es su primer libro traducido al español bajo el sello del Fondo de Cultura Económica en diciembre de 2004. La primera edición realizada en 1993, tuvo el respaldo de las ediciones de la Universidad de California, EEUU.

27.11.05

Amantes de Poniatowska presentan sus obras reunidas en la FIL Guadalajara

Guadalajara, 27 de Nov. (ABN).- Elena Poniatowska es una mujer que no se deja quebrantar nunca porque sabe, al final de todo, que “las esperanzas son otra manera de decepcionarse”, expresó Carlos Monsiváis en la 19 Feria Internacional del Libro Guadalajara 2005 (FIL).

En la presentación del libro “Narrativa Breve” de Elena Poniatowska, la autora reveló que los presentadores de sus obras reunidas, Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco, además de haber caminado juntos desde hace 50 años, fueron sus fogosos amantes, y que si ellos llegaran a “petatear” (morir), “no tendría para quien escribir”.

Pacheco leyó tres poemas dedicados a la aparición del libro y Monsiváis disertó sobre la novela breve “Querido Diego, te abraza Quiela”, unas cartas literarias que la autora pensó que debió escribir la rusa Angelina Beloff al pintor Diego Rivera, con quien vivió diez años durante la Primera Guerra Mundial en París, cuando el muralista regresó a México.

El testimonio que recoge Poniatowska, conjetura Monsiváis, se parece asombrosamente en partes al diario de Frida Kahlo donde le dice a Rivera: “Tu eres mi Dios, tu eres mi sombra, tu eres mi oxígeno, tu eres mi madre, tu eres mi padre, tu eres la circunstnacia de mi parto”.

“No hay distanciamiento erótico, ni juicio retroctativo, ni ironías sobre el desgarramiento romántico”, reflexionó en voz alta Monsiváis ante un auditorio de más de 300 personas.

“Querido Diego, te abraza Quiela” es una forma de expresar que “todos los amores son desgraciados y muy tristes”.

El primer tomo integra los libros “Lilus Kikus”, “Querido Diego, te abraza Quiela” , “De noche vienes” y “Tlapalería” y es publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE) de México.

La colección intenta recoger a la generación perdida donde se encuentran, incluida Poniatowska, Juan García Ponce, Sergio Pitol, Julieta Campos, Vicente Leñero, Juan Vicente Melo y Rosario Castellano.

Elena Poniatowska nació en París en 1933 pero “es más mexicana que el chile verde”, expresó el Premio Rómulo Gallegos, Fernando del Paso.

Trabajó como periodista en el diario Excélsior y en 1971 le otorgan el premio literario Xavier Villaurrutia por La noche de Tlatelolco, pero lo rechazó bajo el argumento de que se iba a premiar a los estudiantes muertos de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968.

Elena Poniatowska recibió el Premio Nacional de Periodismo en México en 1979 y su novela La piel del cielo obtuvo el premio Alfaguara en 2001. En 2004 fue condecorada con la Legión de Honor del gobierno de Francia.

Recientemente la autora de “Tinísima” llamó a las mujeres a unirse al candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, porque mientras fue gobernador del Distrito Federal por primera vez los ancianos y las madres solteras obtuvieron pensiones y servicios médicos.

18.11.05

¡Rechazado el Quijote!

Por Tito Matamala


Señor Miguel de Cervantes y Saavedra

De nuestra consideración:

Hemos recibido una copia impresa de su novela titulada "El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha", que usted nos ha enviado. Luego de someterlo a la lectura de un equipo de editores especializados, y recogiendo sus conclusiones, me permito establecer los siguientes puntos:

1. Se trata de una novela extensa, con ciertos momentos interesantes para un lector no avezado, y algunos rasgos de sarcasmo que, sin embargo, se diluyen en las reflexiones dramáticas de los diversos narradores que confluyen en su obra.

2. El título de su obra, "El ingenioso hidalgo...", es muy poco comercial, lo que aumentaría el riesgo de su publicación. Otras alternativas más sugerentes podrían ser: "Tengo miedo Quijote", o "Fantasías sexuales del Quijote".

3. No queda muy clara la relación y compromiso que existe entre los dos personajes principales. Quizás si se subrayara de manera más notoria la homosexualidad de ambos, podría ser más interesante para las nuevas tendencias editoriales, y para los gustos del moderno lector. En el entendido de que su novela es un manifiesto libertario, no vemos la razón por la que se oculte la legítima opción sexual de sus protagonistas. Se evidencia la falta de un episodio que clarifique esta faceta de la historia. En tal sentido, el personaje llamado Dulcinea debería ser bisexual, para mantener la coherencia del relato.

4. Los rasgos de locura del personaje que se vislumbra como principal, Don Quijote, y que da el título a su libro, impiden que se aprecie concretamente su posición política. ¿Es el personaje principal un revolucionario izquierdista castrista? ¿Acaso es el personaje secundario, Sancho, un agente encubierto de la CIA? Así parece, por su constante oposición al protagonista.

5. Las nuevas tendencias narrativas han dado por muerta a la comedia de crítica social, en cambio se privilegia el drama político realista, con visos de la historiografía reciente. Por tal motivo, no resultan atractivos los episodios humorísticos en su novela, le aconsejaríamos eliminarlos o reformularlos puesto que pueden ser mal interpretados. El capítulo de los molinos de viento, por ejemplo, es, además de barroco, insustancial y con un gastado aire a realismo mágico latinoamericano.

6. La extensión de su novela desequilibra la ecuación de tiraje, número de páginas y precio de venta al público. En estos tiempos, sólo un autor consagrado se puede permitir un texto superior a mil páginas. Y pese a su entusiasmo, señor Cervantes, éste no es su caso. Con un poco de aplicación, puede compactarse su texto a unas 150 páginas si - por ejemplo- elimina todas las historias parásitas contenidas. La economía de recursos verbales también puede aplicarse a los titulares de cada episodio, cuya idea de resumir el contenido del capítulo es redundante. Por ejemplo, el "CAPITULO XX: de la jamás vista ni oída aventura que con más poco peligro fue acabada de famoso caballero en el mundo como la que acabó el valeroso don Quijote de la Mancha", puede quedar simplemente como "Capítulo XX".

7. Del mismo modo, una obra tan larga correría peor suerte en cualquier concurso literario de los que están bajo nuestra influencia y tutela. Pese a un auspicioso comienzo de su novela, cualquier jurado sería incapaz de continuar más allá de lo que usted llama "primera parte". Por tanto, no podría superar las instancias de mínima selección.

8. El extenso léxico que usted ha desplegado en su novela atenta contra la comprensión de los lectores. Son innumerables las palabras que demandan una capacidad intelectual que muy pocas personas poseen. Ya no es época de leer junto a un diccionario de la RAE, nadie tiene tiempo para ello. La nueva narrativa, por el contrario, ha tendido a la simplificación del lenguaje y al fomento del habla vulgar y simple. Algunas palabras soeces enriquecerían su obra, como un acto de complicidad con el público.

9. El tema del remedo de las novelas de caballería no es atractivo para la mentalidad del lector contemporáneo. No obstante, esta falencia podría en parte superarse si el nudo argumental fuese reordenado de modo que se tratase de un grupo de hidalgos y caballeros sometidos a un encierro, en el que debiesen superar pruebas de ingenio, valor y liderazgo. Naturalmente, al caer bajo amenazas de convivencia y talento, los personajes deberían ser expulsados de manera gradual, etapa en que sugerimos que su personaje llamado Quijote sea el primero de ellos, y que luego desde afuera añore las hazañas de la caballería.

Por todas estas consideraciones, que no creemos susceptibles de ser superadas, debemos rechazar la publicación de su novela "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha". Ello no obsta que estemos llanos a evaluar sus próximas obras artísticas, siempre que se atengan de manera más pragmática a las circunstancias actuales.

Atte.

El editor

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. Tomado de El Mercurio.

24.10.05

"Estamos huérfanos de líderes"

Esta frase es de César Miguel Rondón. Lo dijo en una entrevista que le realizaba a Hugo Prieto a propósito del lanzamiento de su libro de cuentos que nunca supe cómo se llamaba porque hablaban de política como si fuera de ficción.

Y así surgió esa frase: "Estamos huérfanos de líderes". Es decir, en Venezuela no hay líderes. Ni siquiera uno.

Tanta ceguera asusta.

La "sociedad" desconoce cómo escoger su dirigencia

Un amigo, desde España me envía este correo:

Subject: No te la perdais: la "sociedad" desconoce cómo escoger su dirigencia

Hete aquí un claro caso de inmunorresistencia al aprendizaje político:

En el artículo de El Universal que anexo, Roberto Casanova, fundador del programa Liderazgo y Visión del CEDICE (proyecto bandera del financiamiento del NED en Venezuela), solamente atribuye a los partidos venezolanos tres pequeñas deficiencias:

1.- la falta de base ideológica y de proyecto de sociedad,

2.- la falta de democracia interna,

3.- y la incapacidad de existir sin el financiamiento público.

Salvo por esos tres problemitas, el fracaso de los partidos políticos en Venezuela se debería sobre todo al surgimiento de nuevos actores políticos "poco escrupulosos" que cambiaron el juego y los dejaron por fuera... y la "democracia participativa" nisiquiera se nombra.

Supongo que no es una casualidad que el artículo de prensa vaya acompañado de una publicidad de "vive y trabaja en los EEUU". Parece más bien una táctica comercial para atraer la atención de escuálidos y pitiyanquis.

Como complemento, también va el artículo que le da seguimiento al tema, donde Gerver Torres, el nuevo encargado de "Liderazgo y Visión", explica que lo que pasa con Venezuela es que la sociedad no tiene idea de cómo escoger a sus líderes.

Eso sí que es un gurú de la política y no el quedao de Chávez.

O sea,

M.

16.10.05

Silencio y ruido en Harold Pinter

Debo confesar que no soy especialista en literatura teatral, bueno, realmente no soy especialista en nada, pero de teatro se muy poco. Si me piden citar dramaturgos, los dedos de mis manos y de mis pies bastan para contarlos.

He leído reseñas y reportajes sobre el nuevo premio nobel de literatura Harold Pinter y los dramaturgos se sienten satisfechos por el premio, aunque un poco tarde, comenta Ugo Ulive. Y esa es una de las cosas que uno se pregunta, para que tanto dinero por un premio que generalmente no alcanza lo que resta de vida para gastarlo.

Una de los atributos de la dramaturgia de Pinter es el silencio. Al parecer no hay nada más exigente que la actuación de esos momentos donde no se dice nada y se dice todo al mismo tiempo. Otro de los atributos es el retrato en las tablas del proletariado. Quizá por esta combinación explosiva, silencio y obreros, hizo que lo catalogaran como un exponente del teatro de lo absurdo. Pero es una sospecha infundada. Si hacemos una búsqueda por internet encontraremos mucho más sobre este dramaturgo que había revolucionado las tablas a mediados del siglo XX y ahora es que nos enteramos los pobres mortales.

Sobre Pinter existen estudios sobre el silencio, el cuarto, las parejas, lo verdadero y lo falso de las verdades y las mentiras. Quizá este premio nos permita una reposición de algunas de sus obras y desplace a tanto monólogo barato y simplón que abunda en nuestras citadinas salas de Caracas.

Si bien el silencio marca la obra de Pinter, en la vida muy por el contrario, no ha callado ante los atropellos, las injusticias y las barbaridades que han cometido los gobiernos de derecha. Sus palabras son de solidaridad contra el bloqueo que ha mantenido EEUU contra Cuba. En Inglaterra, ha acusado a Tony Blair como criminal de guerra por su postura a favor de la invasión a Irak.

Pinter ahora es otra piedrita más dentro del zapato de quienes intentan pisotear las luchas sociales y las reivindicaciones de las políticas de izquierda. José Saramago ahora tiene otro compañero para hacer sonar las campanas, porque las de Gabriel García Márquez desde hace muchos años no se escuchan.

9.10.05

«No creo que seamos parientes muy cercanos...

..., pero si Ud. es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante».

Esta frase del Che, desde que la leí por primera vez hace más de 20 años -que no son nada, definitivamente- me causó admiración. Y recién ahora es que consigo la carta donde la expresa a plenitud.

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La Habana, 20 de febrero de 1964
«Año de la Economía»

Sra. María Rosario Guevara
36, rue d'Annam
(Maarif) Casablanca
Maroc

Compañera,

De verdad que no sé bien de qué parte de España es mi familia. Naturalmente, hace mucho que salieron de allí mis antepasados con una mano atrás y otra delante; y si yo no las conservo así, es por lo incómodo de la posición.

No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si Ud. es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante.

Un saludo revolucionario de,

«Patria o Muerte. Venceremos»
Comandante Ernesto Che Guevara

Tokio Blues

Leí casi de un solo tirón la novela de Haruki Murakami, Tokio Blues. Me lo regaló Carola y Pablo el día de mi cumpleaños y me advertían en una tarjeta que lo hacían, no porque haya vendido 4 millones de copias, sino por la faja, donde reza lo siguiente: «Adverdencia: Murakami -al igual que los Beatles- produce adicción, provoca numerosos efectos secundarios y su modo de narrar tiene algo de hipnótico y opiáceo.» Rodrigo Fresán, El País.

El título original es Norwegian Wood, una canción de los Beatles, y es tan solo una pista para el lector porque también pudo llamarse Scarborough Fair, de Simon & Garfunkel. No es una época lo que retrata sino un estado de ánimo de quién está en la edad de los 20 años. Edad que pareciera ser eterna.

Tokio Blues me trae a la memoria esos años, mis años 20. Tengo la leve impresión de que quería ser escritor y apenas empezaba a comprender que para escribir había que vivir.

Quizá por ello mis primeros cuentos tenían que ver más con mis lecturas de cuentos de Cortázar. Después vino Roberto Arlt y ya había leído a Benedetti, a Galeano. Le siguieron los libros de varios premios de novela Casa de las Américas. Recuerdo Itzam Na de Arturo Arias, Jonás y la ballena rosada de José W. Montes, Maluco de Napoleón Baccino Ponce de León y el último que leí de este premio Esta maldita lujuria de Antonio Elio Brailovsky.

La música era la salsa, la literatura que me rodeaba era latinoamericana. A García Márquez lo leí obligado y con placer, igual sucedió con País Portátil de Adriano González León. Aunque debo confesar que primero vi la película y me gustó. Cuando fui al libro pensé que no me iba a gustar, pero resultó todo lo contrario auqnue siempre pensé que el final de la película era mejor que el de la novela. Siempre creí eso hasta que un día entrevisté al director y protagonista Iván Feo y él me aclaró que a él también le hicieron creer que el final de la película era mejor que el de la novela, pero no. “El final de la película es final del libro de Adriano, sin más ni más”, explicó Feo en una entrevista que fue radiada en un programa que tuve hace apenas un año y que olvidé el camino de regreso.

En esos años, cuando apenas tenía 17 o 18 años había escrito mis primeros cuentos y que están recogidos en El bolero se baila pegadito. Por aquella edad conocí a unos amigos de mi padre, Teresa y su esposo, unos estudiantes de los últimos semestres de Letras de la UCV. Al conocer de mi interés por la literatura, me hicieron una lista -que aún conservo- de los libros que debía leer si me interesaba la escritura.

La tarea me fue un poco pesada. Había muchos libros clásicos que eludía por los más contemporáneos. Era una cuestión de gustos y para colmo, empecé la universidad en la escuela de Economía. Recuerdo que había seleccionado Comunicación Social, en primera opción, Medicina y Economía, en segunda y tercera opción, respectivamente. Pero el CNU a ciegas decidió que mejor era Economía. Ahí comencé a leer otro tipo de libros. De sociología, de historia económica y de teoría política.

Y estando en el segundo semestre quedé becado por el Centro de Estudios Rómulo Gallegos para realizar el taller de narrativa que abandoné a la tercera semana porque se impartía en el mismo horario de las lecturas de El Capital de Marx. Y Marx mataba a taller de literatura, en aquella época, y fui expulsado del Celarg por inasistencia. Me llamó el director y me lo dijo sentado desde su escritorio. Y así reza en la breve nota curricular que aparece en la contraportada de El bolero se baila pegadito y al aparecer varios miembros de esta institución y egresados de ese taller se molestaron. Nunca entendí la falta de humor.

Cualquier cosa, comentario o foto pueden trasladarlo a uno a ciertas épocas. Esta vez fue una novela de un japonés.

Carta a Fidel del Che

[marzo 1965]
Habana
«Año de la agricultura»


Fidel:

Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos. Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.

Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.

Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.

Haciendo un recuerdo de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en tí desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente claridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.

Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.

Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y de dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.

Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para tí. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.

Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.

Hasta la victoria siempre. ¡Patria o Muerte!

Te abraza con todo fervor revolucionario

Che

El credo del Che

Por Roque Dalton

El Ché Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje
mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza
desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.

8.10.05

Julio Cortázar y el Che

CARTA A ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR

París, 29 de octubre de 1967

Roberto, Adelaida, mis muy queridos:

Anoche volví a París desde Argel. Solo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases. Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié este texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como sin uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tu sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento también me averguenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que guardes para que estemos más juntos.

Che

Yo tuve un hermano.

No nos virnos nunca
pero no importaba.

Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.

No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.

Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida. Hasta siempre,

Julio

30.3.05

BBC Mundo se desenmascara

El título de BBCMundo.com Armas: Venezuela y España firman pacto nos da fe de su parcialidad periodística, pero cuando vamos al sumario ya empieza a dar asco: "El presidente venezolano, Hugo Chávez, y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero suscribieron un controvertido acuerdo mediante el cual España venderá a Venezuela varias aeronaves y buques militares".

¿A qué se refieren cuando dicen "controvertido"? ¿Acaso la BBC ahora es vocero de la oposición venezolana unida a la nueva falange española (llámese también PP) y combinado con los dictámenes de Washington? No basta con el Washington Post, El Nacional, El Universal y demás medios reaccionarios.

Ahora la sacrosanta BBC se pliega al cacareo de los medios que no ven nada bueno en Venezuela mientra Chávez esté en el poder y, lo que es peor, se mantienen asustando a toda la clase media donde quiera que se encuentre. Pobrecitos, como dice mi compadre cumanés Carlos Ortiz.

28.3.05

La camiseta paraguaya

Sigamos hablando de fútbol. Paraguay no merece clasificar si continúa jugando como lo ha venido haciendo: a la defensiva.

Chilavert le había dicho en su cara, es decir, ante los medios, que el director técnico de la selección paraguaya era un conservador y lo demostró, una vez más, en el juego que planteó ante la oncena de Ecuador. El resultado de cinco goles contra dos, bien pudieron ser cinco o más contra cero, porque los primeros dos y único goles de Paraguay fueron de pura suerte.

Espero que lo que queda de la ronda clasificatoria para el Mundial nos depare mejores partidos.

27.3.05

La Vinotinto

Cuando hablamos de fútbol o sobre los equipos que jugaron en la cancha, lo hacemos como si nosotros estuviéramos en el campo e inmediatamente nos apropiamos del partido. Es por eso que nos molestamos cuando hacemos un mal pase, equivocamos la estrategia y empezamos a tutear a Richard Páez y pedirle explicación de por qué no puso antes a "Cari Cari" Noriega para que le diera velocidad al lateral derecho, por qué lo hizo cuando ya todos estaban cansados, por qué, por qué...

El empate a cero coloca a la Vinotinto en una posición lejana al cuadro clasificatorio para el Mundial 2006 en Alemania. Faltaron muchos jugadores que pudieron haber cambiado el destino al partido: Arango y Morán, Páez y Vera, la mitad del equipo titular, prácticamente.

De ahora en adelante, lo que queda es practicar con estos nuevos muchachos para la próxima ronda, es decir, para la del 2010.

24.3.05

El Tupamaro

Cuando me hablan de tupamaros siempre me viene la imagen del rosto de Raúl Sendic, "Rufo", y de la película Estado de sitio, de Costa Gavras.

Los tupamaros, los de Uruguay, en 1970 habían secuestrado a Dan Mitrione, un agente de la CIA que viajaba por América Latina enseñando los nuevos métodos de tortura a los aparatos represores de las dictaduras del Sur. Le hicieron un juicio, lo ajusticiaron y dejaron su cuerpo sin vida en una zona residencial de Montevideo. Así lo cuenta la película. En la vida real fue así y lo dejaron a un par de cuadras de donde vivíamos, en la calle Industria del barrio Unión.

Mi padre, que apenas había llegado al país como asilado político paraguayo, lo metieron preso. El que está cerca de un muerto es sospechoso, más si eres comunista. Pero mi viejo nada tenía que ver con el asunto, pero los tupas sí. Y cayeron presos varios del MLN por la muerte de Mitrione. No sé si Sendic, no sé si lo cuenta la película de Gavras, pero ese mismo mes cae preso Sendic y un año después se fuga de la prisión en Punta Carretas con 100 compañeros. Yo apenas contaba con siete años de edad en ese momento y jugaba banco en el equipo de fútbol de San Lorenzo.

Cuando llegamos a Caracas en septiembre de 1975, el segundo exilio que estaré contando a retazos, la imagen de Sendic se hizo más presente. Él ya tenía tres años preso y la dictadura militar uruguaya lo tenía como rehén. Cuando nos mudamos para El Silencio, en mi cuarto tenía pegado un afiche que exigía la liberación de los rehenes de la dictadura uruguaya. El cartel era de fondo negro con letras en rojo y en blanco. La foto era la de Raúl Sendic, la única imagen que tengo de él, clara y transparente. ¿Qué se habrá hecho de ese afiche? Mi madre debe saber dónde está. Mañana le pregunto.

El 16 de marzo se cumplió un aniversario de su natalacio y apenás hoy me enteré. Uno no pude dejar que las ocupaciones se le escapen las fechas y las circusntancias.

También hoy es aniversario del asesinato de Arnulfo Romero.

14.3.05

Villoro

Juan Villoro es tan oral como escrito. Sus ensayos y cuentos tienen el don de resumirse en una línea escrita por él. Línea, por demás, llena de humor.

Lo primero que leí de su autoría fue Los once de la tribu. Me lo recomendó José Roberto Duque, un beisbolero que sólo sabe de fútbol que la pelota es redonda, como en el beisbol.

Después seguí por mi cuenta y leí los primeros cuatro cuentos de La casa pierde. El primero que lleva el nombre del libro te seduce para que continúes con el segundo, este con el tercero y ya en el cuarto te das cuenta que estas leyendo un mismo cuento, estructuralmente hablando, pero con diferentes anécdotas. Es muy predecible e intuyes los atajos que va a tomar el que escribe o el que lee. Lo dejé y se lo comenté a Doménico Chiappe en alguna charla literaria y medio defraudado de mi decisión, me pidió encarecidamente que no abandora el libro de Villoro, que allí había un cuento de un entrenador de fútbol que hizo subir de categoría a un equipo de cuarta y al final, lo que se esperaba, era que continuara siendo un equipo de maletas.

Buscando ese cuento, conseguí otros muy divertidos, muy a lo Villoro. Nada que ver con el tercero ni el cuarto. Pero el que me refería Doménico, nunca lo conseguí hasta ayer, momentos antes de mi encuentro con Juan Villoro.

Conversé con él unos cuarenta minutos. Casi se me pega el acento mexicano. Los temas: literatura, periodismo, El testigo -su mas reciente novela- y, no podía falta, política y Latinoamérica.

Villoro está entrenando y ya está en primera categoría.

2.3.05

Uruguay es un paisito

En el NYT sólo hay una pequeña nota sobre Uruguay al final de su sección internacional, pero para CNN este paisito no existe.

No esperaba que fuera diferente la prensa estadounidense sobre lo que sucede en América Latina. Desde hace un buen tiempo, por estos lares están sucediendo cosas que nadie esperaba. Debemos admitir que todo el revuelo social que han generado los nuevos mandatarios (y cuando hablo de "nuevos", lo digo desde Chávez hasta Tabaré, pasando por Lula) no es de fácil lectura.

Tampoco vamos a pedir que sepan leer estos nuevos vientos, si algunos que viven por estos pagos, tampoco saben hacerlo.

18.2.05

Actualizar el pasado

Se me ocurrió que debía colocar algunos textos y entrevistas que fueron publicados y de alguna manera pasaron al olvido. Las fechas no son rigurosamente ciertas, confié en las propiedades del archivo.

Mucho de lo que he escrito seguramente hoy lo escribiría de otro modo. Algunas veces me siento a leer Todo tiene su final. Sonrío y me viene la imagen de aquel muchacho que quería ser escritor. Hoy trato de entender qué era lo que me animaba a escribir y las respuestas son irónicas, sarcásticas, casi que me burlo de mí y ahí me detengo. Las horas de insomnio de aquella época facilitaba a la producción, pero eso no era todo. Tendría que ver más con los sueños. No sé.

Ahora prefiero leer, por ejemplo, o ver una película.

8.2.05

Fosforito en la lluvia

Ayer llovió. Estaba en el Café Arábiga tomando un té con un amigo y comenzó a llover. La conversación duró lo que tenía que durar. Los sorbos del té caliente y un vaso con agua bastaron para hablar del país, la política, lo nuevo de nuestras vidas y unas propuestas editoriales por parte de mi acompañante. Esto último era el objeto de la reunión. Claro está.

La conversación se extendió más de la cuenta gracias a la lluvia. Cuando nos percatamos que llovía a cántaros, se me ocurrió decir "qué terrible". Y no lo decía por mí, ni porque de regreso a casa me iba a mojar. Nada que ver. La frase invocaba la imagen de desastres y penurias que padecen aquellos que viven en los cerros.

Antes, la lluvia me hacía recordar momentos de mi infancia, de los días de invierno en Montevideo. Días que no sólo es frío, también es lluvia. Cuando leí en Cien años de soledad el diluvio macondiano, no me sorprendió que lloviera tantos días seguidos, con días y horas contadas, porque ese era el recuerdo de mi infancia. La lluvia era una eternidad, con su ruido incluido, y sabíamos exactamente que a tantos días y tantas horas se acababa.

Y a pesar de la lluvia, Arturo -mi hermano- y yo íbamos a la escuela. Allá el calor era gratis.

Isidoro es otra de las imágenes montevideanas que se me viene con la lluvia. Recuerdo su sonrisa agradecida por la amistad que le brindaba. Nunca supe qué quería ser cuando sea grande porque apenas lo conocí el año que se murió. Compartíamos la timidez y la edad de 10 años a pesar de que su cuerpo parecía de seis años. El era tan delgado que le llamábamos cariñosamente "Fosforito". Siempre se apartaba de todos, nunca dijo que vivía en una Villa Miseria, aunque su cara o su piel lo delatara. En Uruguay, ser negro -no sé si ahora- es sinónimo de pobre. Lo que Fosforito no sabía es que todos éramos pobres. Unos en mayor medida, claro está. Y la familia de Isidoro estaba en esa mayor medida. De los que viven sin techos, pues.

Con él compartí mi merienda y los juegos en el recreo. Fue así como llegué a entablar amistad y logré que me invitara a su cumpleaños. Cuando comenzó el invierno, Isidoro se enfermó (después me enteré que fue de los pulmones). Lo visité a su casa y le llevé las anotaciones de las clases que había perdido y las tareas que debía realizar para que no se retrasara y no perdiera el año. Era inútil. No tenía fuerzas para nada. Tan sólo para una sonrisa. A los pocos días llegó la lluvia y el frío o viceversa. Cosas que en nada favorecen a las enfermedades de los pulmones.

Qué terrible es la lluvia.