20.3.06

Un poeta en la ciudad

Waldo Bastías es un poeta que huele a calle, a ciudad. Es decir, pasa desapercibido.

En 1982 recibió el premio de la Bienal Ramos Sucre (poesía) por su poemario La ciudad de papel.

Desde 1975 se que vive en Caracas. Y por estos años, sigue transitando en la misma ciudad.

Futuro

Mañana vendrá alguien
a golpear esta puerta
A preguntar por el precio de la ropa
Preguntará seguramente
por la victrola
que sólo tocaba canciones de los años veinte

Y yo andaré buscando mi cabeza en lo armarios
Mis manos perdidas en viejísimos abrigos
Registraré desesperadamente los cajones
tras alguna fotografía
que devuelva el recuerdo de mi imagen.

Entonces
Volveré a escuchar los golpes en la puerta
Y abriré

Y me abrazaré a mi mismo
como a un querido amigo que regresa
de un larguísimo viaje
por el mundo.

Waldo Bastías
Poeta chileno

Tomado de su poemario La ciudad de papel, La Espada Rota, Caracas, 1984.

19.3.06

Buscando a Argüelles

Tres poemas había guardado celosamente de Juan Domingo Argüelles: “Ciertas muertes (1)”, “yo no conozco londres” y “Escrito con Cernuda”.

Seguramente estos habrán naufragado en algunos de sus libros de poesía que no tengo el privilegio de poseer: Yo no creo en la muerte (Práctica de Vuelo, 1982), Poemas de invierno (Unam, 1983), Merecimiento del alba (Gobierno de Campeche, 1987), Como el mar que regresa (Universidad Veracruzana, 1990), Canciones de la luz y la tiniebla (Unam, 1991), Cruz y ficciones (La Tinta del Alcatraz, 1982), Agua bajo los puentes (CNCA, 1993), A la salud de los enfermos (Joaquín Mortiz-INBA, 1995), Animales sin fábula (Unam, 1996), Piedra maestra (Arlequín, 1996) y La última balada de François Villon (Unam, 1998).

En la red he encontrado otros textos de este poeta mexicano y una entrevista que le realizara Guadalupe Rivera Loy: “La poesía que no contiene emoción está destinada al olvido”.

Si algo me acerca a la poesía es el guiño de ojo, la ironía, la manera de palparle las nalgas a la vida, pero como dije que la poesía hablaba por sí sola, aquí van tres de Juan Domingo Argüelles.

Ciertas muertes

1
en la esquina que forman
las calles de chopo y sor juana,
cerca de insurgentes,
en la colonia santa maría la ribera
(donde viví dos vidas
y de esto ya hace tiempo),
exactamente en el café de chinos,
donde dejé empeñado mi reloj un día,
vivía una muchacha
de la que no recuerdo
sino algún trozo de cabello,
un pedacito de sonrisa
y alguna brevedad que ahora extravío;
esa muchacha que ya no sé
por qué me vino al poema
ha muerto, no se bien, o quizá sea un sueño;
esa muchacha de la que no recuerdo
sino fragmento de menuda tristeza
llegaba a veces a reír en el alma;
ahora que supe o sospeché
que esa muchacha murió hace una semana
me ha invadido la vida más allá de la pena
y no se por qué coños siento que está gritándome
que me salga a mojar bajo la lluvia.

Juan Domingo Argüelles
Poeta mexicano

Tomado de la revista Koeyu Latinoamericano No. 30, Marzo-Abril, 1983. Caracas.

yo no conozco londres

yo no conozco londres.
mis abuelos solían conversar de sus nostalgias
y a veces hablaban de venecia y de millán
(lugares que, entre paréntesis, nunca conocieron)
sitieos que soñaron conocer algún día
algún tiempo anhelado de su más hondo anhelo
que no llegó jamás
y así murieron
soñando a oscuras rumiando un deseo
en una habitación inexistente ahora
de la que no recuerdo sino humedad y olor a libros viejos.
yo no conozco londres
mas pienso que algún día conoceré matanzas
manzanillo o pinos
o simplemente juchitán
(lugares de nostalgia que, entre paréntesis, no olvido).

Juan Domingo Argüelles
Poeta mexicano

Tomado de la revista Koeyu Latinoamericano No. 30, Marzo-Abril, 1983. Caracas.

Escrito con Cernuda

Desde que tengo el mar ya no pienso en el cielo.
El mar es infinitamente más perdurable; en todo caso
El mar es más certero y en él los ángeles se ahogan
Con el obvio prejuicio para la castidad. El cielo,
En cambio, ya no tiene misterio; su perfección
Lo ha hecho sólo habitable para los santos
O los imbéciles; sobre todo hoy sabemos
Que no existen los cantos celestiales: el apolo 14
No los oyó. Desde que tengo el mar solo pienso en el mar.
El mar es un olvido, una canción, un labio;
El mar es un amante, fiel respuesta al deseo.
Es como un ruiseñor, y sus aguas son plumas.
Impulsos que levantan a las frías estrellas…


Juan Domingo Argüelles
Poeta mexicano

Tomado de la revista Plural No. 151, Abril, 1984. México, DF.