Waldo Bastías es un poeta que huele a calle, a ciudad. Es decir, pasa desapercibido.
En 1982 recibió el premio de la Bienal Ramos Sucre (poesía) por su poemario La ciudad de papel.
Desde 1975 se que vive en Caracas. Y por estos años, sigue transitando en la misma ciudad.
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