Tres poemas había guardado celosamente de Juan Domingo Argüelles: “Ciertas muertes (1)”, “yo no conozco londres” y “Escrito con Cernuda”.
Seguramente estos habrán naufragado en algunos de sus libros de poesía que no tengo el privilegio de poseer: Yo no creo en la muerte (Práctica de Vuelo, 1982), Poemas de invierno (Unam, 1983), Merecimiento del alba (Gobierno de Campeche, 1987), Como el mar que regresa (Universidad Veracruzana, 1990), Canciones de la luz y la tiniebla (Unam, 1991), Cruz y ficciones (La Tinta del Alcatraz, 1982), Agua bajo los puentes (CNCA, 1993), A la salud de los enfermos (Joaquín Mortiz-INBA, 1995), Animales sin fábula (Unam, 1996), Piedra maestra (Arlequín, 1996) y La última balada de François Villon (Unam, 1998).
En la red he encontrado otros textos de este poeta mexicano y una entrevista que le realizara Guadalupe Rivera Loy: “La poesía que no contiene emoción está destinada al olvido”.
Si algo me acerca a la poesía es el guiño de ojo, la ironía, la manera de palparle las nalgas a la vida, pero como dije que la poesía hablaba por sí sola, aquí van tres de Juan Domingo Argüelles.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario