3.11.08

Venezuela en elecciones

Las elecciones regionales venezolanas que se realizarán en este mes de noviembre, no sólo atrae la atención nacional sino también la de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos (EEUU), especialmente la dupla republicana McCain-Palin.

La guinda la colocó recientemente John McCain al criticar las políticas económicas del gobierno venezolano, pero extrañamente no hace referencia sobre la ola de suicidios en EEUU generado por la crisis capitalista. Esta vez, no son los dueños de bancos quienes deciden quitarse la vida, como lo hicieran en las crisis de inicio del siglo pasado, sino quienes han perdido sus viviendas y sus empleos, el lado más delgado de la cuerda.

“En California, un administrador de inversiones desempleado pierde una fortuna y en un acto de desesperación mata a su familia y se suicida. En Ohio, una viuda de 90 años de edad se pega un balazo en el pecho al ver que llegan alguaciles con una orden de desalojo de su modesta vivienda”, así comienza un cable de la agencia Associated Press (AP) del 14 de octubre pasado.
Su segundo párrafo no es menos dramático: “En Massachusetts, Carlene Balderrama, un ama de casa que ha ocultado a su marido la desesperada situación financiera en que se hallan, envía una carta a la empresa que está financiando su hipoteca, advirtiéndole, “Para el momento en que ustedes libren una orden de ejecución contra mi casa, estaré muerta”. Balderrama se suicidó de un balazo, tras matar a sus tres amados gatos, dejando una póliza de seguros y una carta en la mesa informando de su decisión de quitarse la vida.”

Pero antes había hablado la “francotiradora”, como gusta decirle McCain a Sarah Palin, y tildó al presidente Hugo Chávez de “dictador”. Quizás la gobernadora de Alaska aún no se ha enterado que quien preside el gobierno actualmente en Venezuela ha sido elegido y reelegido, incluso ha sido sometido a un referendo revocatorio y ha salido vencedor. Quizá el sistema electoral venezolano no es tan “democrático” como el que se realiza en EEUU, donde 270 o más votos de colegios electorales son los que eligen al presidente estadounidense. Por lo tanto, un candidato presidencial puede ganar el voto popular y, al mismo tiempo, perder la elección en ese país.

Para quienes tienen una “democracia” donde gobiernan las corporaciones y cuando se les presenta una crisis sólo salvan a los bancos, es muy difícil que traten de entender que un gobierno (el venezolano, por mencionar uno solamente) haya decidido el camino de la independencia.

Hasta les preocupa que en el plano tecnológico Venezuela haya logrado colocar un satélite en el espacio. El día del lanzamiento el gobierno venezolano reveló que EEUU había intentado hasta último momento bloquear que éste se realizara al solicitarle a China que debían “revisar” el satélite porque supuestamente se había hecho una modificación que podía generar una “perturbación”.

Ahora el nombre de Simón Bolívar se encuentra girando por la órbita terrestre que corresponde a Uruguay con tecnología provista por China. Sin lugar a dudas, es un logro de soberanía tecnológica que ha sido silenciado mediáticamente, una vez más.

Lo que sí ha traído a los titulares en primera plana es a la organización privada Súmate, que pretende dar lecciones de “impunidad electoral” al instruir a unos “supertestigos” para las elecciones de este 23 de noviembre (23N). Esta agrupación política que ha contado con el respaldo del presidente estadounidense George W. Bush y financiada por la National Endowment for Democracy (NED), regresa una vez más para erigirse como superárbitro después de haber fracasado como organización que intentaba nuclear a la oposición política.

También figuró en esos titulares el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Roberto Lückert, y extraña sobremanera la posición de ir contra el árbitro electoral –Consejo Nacional Electoral (CNE)–, porque esta estrategia lo que ha llevado en anteriores elecciones es a la desmovilización de la oposición. Si bien, las elecciones regionales ha alcanzado niveles de abstención entre 45% y 50%, según los sondeos recientes de Datanálisis podría tener una participación del 77%.

Una alta participación en estas elecciones es un compromiso con la democracia participativa y con las nuevas relaciones que el ciudadano está desarrollando desde consejos comunales. Si se mantienen estos sondeos va a ser muy difícil que reducidos sectores de ultraderecha pongan en práctica una réplica de la Media Luna boliviana en Venezuela.

Le Monde diplomatique. Edición venezolana, No. 3. Noviembre, 2008.

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